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DE COBARDE A VALIENTE, MI HISTORIA SOBRE EXTENSIONES DE CABELLO
por admin en May 03, 2018
Lo que mis extensiones me enseñaron sobre confianza de pareja… Esta es mi historia sobre extensiones de cabello
Mi nombre es Isabel, soy una bacterióloga orgullosa, enamorada de mi profesión y mi familia, de 32 años de edad. Casada, con un hijo de 3 años y un esposo al que amo con todas mis fuerzas. Respecto a mi cabello, mmmm siempre me gustó el cabello largo, de niña, recuerdo que me gustaba que me peinaran con muchas trencitas de cabello sintético muy largas, esa sensación de menear el cabello de un lado al otro siempre me gustó, así que cuando crecí y llegó la moda de usar extensiones de cabello, ¿adivinen qué? Yo fui de las primeras y ¡me encantó! Desde entonces las amé y han sido parte de mi look.
Con mis extensiones puestas pasaron muchas cosas importantes en mi vida: mi primer trabajo donde todos me conocieron con una larga cabellera y después costaba explicarles ¿por qué te cortaste el cabello, si lo tenías tan hermoso? ¡¡Plop!!
Pero quizás de las cosas más importantes, es que conocí a mi esposo, en uno de esos días de cabello largo, él por supuesto pensaba que ese era mi cabello. Cuando pasaron algunos meses de novios, muy tarde en la televisión estaban promocionando un tipo de extensiones “indetectables”, sin querer el tema salió a flote, recuerdo que en medio de mis nervios le dije que yo usaba extensiones sólo para dar un poco de volumen y ¡listo! Le resté toda la importancia al tema y adicionalmente me fui a dormir, tema solucionado. Él siempre se mostró muy comprensivo, una vez intentó regalarme extensiones en una fecha especial, pero lo convencí de que me regalara otra cosa, no estaba dispuesta a darle todos los detalles para la compra.
Como les decía, tengo 32 años, y si has escuchado eso de que los hijos te cambian el modo de ver la vida, vaya que es así... Mi secreto siempre estuvo a salvo... yo salía divinamente peinada a la peluquería, me quitaban las extensiones, me lavaban el cabello y me las ponían nuevamente y llegaba a mi casa regía. Hasta el día en que nació mi hija… y en medio de dolores, contracciones, mucho sudor y mucho mal genio, quería acabar con todo lo que estaba a mi alrededor. Ha sido quizás, de los pocos momentos en mi vida, donde no me importaba la vanidad.
En medio de la angustia, y aprovechando que mi esposo no estaba en la casa, empecé a pedirle a gritos a mi hermana que me quitara las extensiones, ella tomo una cuchilla y me las quitó como pudo. Después de eso me hizo un peinado con trenzas, que hasta bonito me quedó. Mi intención era ponerme nuevamente las extensiones al día siguiente, siempre había estado divina en todos los momentos importantes de mi vida, y el nacimiento de mi primer hijo no sería la excepción, eso pensé- pero Dios tenía otros planes y el trabajo de parto inició sin dar tiempo a nada.
Corriendo de urgencias al hospital me olvidé de todo, y cuando tuve a mi hijo en mis brazos, no había nada más que disfrutar de ese hermoso momento. Mi esposo siempre estuvo a mi lado, me acompañó durante las 5 largas horas de trabajo de parto y en cada momento de la recuperación después del nacimiento.
Un día cualquiera, aproximadamente con tres meses de postparto llamó mi estilista, quería saber cómo estaba y de paso, si necesitaría cita para ponerme nuevamente mis extensiones, claro que sí, le dije y agendamos la cita. Al colgar el teléfono, en un acto de sinceridad, le conté a mi esposo toda la odisea que pasó por mi cabeza para contarle todo sobre mis extensiones, todos mis miedos a que me viera con el cabello corto o a que tuviera algún prejuicio sobre las mujeres que usan extensiones. Terminé de hablar y ambos soltamos a reír a carcajadas, Sólo me bastó ver su enorme sonrisa con nuestro hijo entre sus brazos para entender que todo había sido parte de mi imaginario y debo confesar que me sentí bastante tonta por un momento, miles de pensamientos me rondaron durante mucho tiempo sobre lo que pensaría mi esposo respecto al tema, mi esposo, que había sido mi cómplice en muchas otras aventuras, mi esposo, con el que compartía mi cama, mi casa, mi tiempo… ¡todo! Mi esposo, que me conoce desnuda en cuerpo y alma.
Esta es mi historia, hoy en día pregunto a mi esposo de vez en cuando si tengo dudas de algún look, o del peinado nuevo que quiero para mis extensiones. Este siempre será tema de risa con nuestros amigos más cercanos, además, porque según él, sería capaz de instalar mis extensiones mejor que mi estilista.
Amo mi cabello y mis extensiones, y si quieren un consejo, los temas de vanidad son simplemente eso, ni más ni menos, si el amor llegó a tu vida, seguramente tendrás la confianza y la comprensión para hablar del tema con toda la libertad. ¡No te compliques!
Si tienes una experiencia graciosa o algún consejo que quieras compartir ¡ESCRÍBELO en los comentarios!